miércoles, 9 de mayo de 2007

Cine

“Spider-Man 3”

Además de remitir al personaje de las tiras cómicas del sello Marvel, el título resume el espíritu de este filme de acción y aventuras*.
El “spider” alude a la traducción en inglés del sustantivo araña, que el Diccionario de la Real Academia Española define como “arácnido con tráqueas en forma de bolsas comunicantes con el exterior, con cefalotórax, cuatro pares de patas, y en la boca un par de uñas venenosas y otro de apéndices o palpos que en los machos sirven para la cópula”, pero en todo caso revela una expresa compenetración del autor o los autores en el área ideológica, o, acaso, política, y no tanto en el de la estética. No a partir de una voz en off omnipresente, y tampoco a partir de premisas cerradas o acartonadas; sí, a través de una actitud abierta, atenta, desprejuiciada, o incluso compañera. Hay una persona, o muchas, que detrás de cámara están interesadas en saber qué piensa, qué hace, cómo la lleva con su formidable pasado a cuestas esta araña humana devenida en (anti)héroe. El que organizado por Stan Lee a comienzos de la década del 60 vio cómo su vida se bamboleó, pendiendo de una delgada tela de araña, durante los 40 años siguientes, entre la gloria política, la persecución, el ostracismo, la ruina económica, el anticlimático renacimiento en dibujos animados primero, en una malísima serie de televisión después, el olvido, las sucesivas crisis, el eterno calor y la eterna lucha contra el mal, encarnado en el Duende Verde, el Dr. Octopus, el Hombre de Arena o quien fuese el villano de turno, pero también una lucha consigo mismo y por una tierra siempre ajena. El sincero interés manifestado por esta “araña” justifica cualquier emprendimiento expresivo.
La segunda palabra clave es “man”. El director de la película Sam Raimi y su equipo se investigaron, parten de una premisa, saben algo. Pero desconocen lo esencial. Entonces hacen la película para descubrirlo. Y descubren a un conjunto de personas, no un "man" sino varios "men", dispuestas a seguir peleando a pesar de probables arengas en su contra dictadas por las economías, los economicistas, y del mismísimo sentido común. Descubren gente voluntariosa, espiritualmente sana, orgullosa de su pasado, abierta para enfrentar el presente, quizás ingenua, y sobre todo viva.
Descubren el “3”, tercera palabra clave. Es decir, el número que indica que es la tercera parte de una trilogía, y cuya principal función consiste en recordarnos, a los hijos del confort ciudadano, que esta no es la segunda, ni la primera ni la cuarta, sino la tercera parte, y que hay gente que no está dispuesta a venderse al pragmatismo capitalista, y que por eso luce tan noble y auténtica. Tan diferente. Tan arácnida. Esa gente concita respeto y admiración; al grado que al final la película parece haber sido concebida con ese único propósito.

R P M

* Spider-Man 3 (EEUU, 2007)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

CLAP CLAP CLAP CLAP...

Coatí dijo...

la p es de “pregunto”, no?